'cookieChoices = {};' tiempos y palabras: trama

lunes, 15 de agosto de 2005

trama

conversando la otra vez un amigo me contó que el cine de terror surgió en la Alemania de posguerra como un medio para sublimar el miedo y la pobreza imperante, hacer una caricatura negra de la desgracia que se vivía era una forma de trasladar el verdadero dolor a una proyectada ficción, en la pantalla los rasgos humanos eran llevados al límite, los sobrepasaban, llegando a concebir a los protagonistas como monstruos o como seres en situaciones demasiado irreales, así, la identificación desaparecía, se trataba de la desgracia de un otro extraño, de un ser que se sale de la uniformidad de la naturaleza.

una vez haciendo una pequeña investigación de cómo llegamos a lo que hoy entendemos por amor, llegué a que todo el love thing había surgido en el Medioevo cuando los individuos estaban tan aislados en sus feudos que para encontrar pareja debían salir al exterior. la soledad y la incertidumbre social gatillaron esta sublimación emocional. hablamos de una época en que cada feudo tenía sus reglas internas y en que la vida política se reducía a mantener una pequeña porción de tierra funcionando, agricultura y religión eran los lugares comunes de sus habitantes.

la hazaña amorosa comenzaba por ese darse cuenta de si me quedo acá no conseguiré nada bueno, este deseo instaba a cruzar el río, y en este emprendimiento la principal herramienta para conseguir el objetivo, encontrar un otro a quien amar, era la poesía. el canto a la belleza y la idealización de una dama, que era la figura en carne y hueso de la castidad de la Virgen María, conjugaron el sentimiento amoroso. en esta dinámica la figura de la Virgen representaba una posibilidad para sanar las heridas causadas por un trabajo que no era otra cosa que un medio de subsistencia, pues los frutos de esta acción eran propiedad ajena, del Señor feudal... la servidumbre era el pacto esencial.

así, la capacidad creadora, la poesía, se constituyó en un medio liberador que buscaba un otro al que entregarse, una mujer desconocida a la que le rendir pleitesía, una nueva forma de sumisión en la que latía la posibilidad de redención. pasar por todas las formalidades del cortejo era un trabajo que prometía ciertos frutos: ser comprendidos y contenidos por otro ser humano.

hasta acá el espíritu amoroso todavía está modelado por las prácticas agropecuarias, buscando el resultado de la cosecha en vez del disfrute de la siembra en sí misma, como actividad para sacar provecho en vez de un quehacer en el que se logra una conexión con los ciclos de la naturaleza... típico de la mentalidad occidental medir las cosas según su productividad, el exito es lo que importa, la exit de nuestros límites para entrar otra realidad, un problema de piel, nuestra porosidad...

leyendo a Cioran descubrí el término sarvakarmafalatyaga: desapego del fruto del acto... sabiduria oriental. aprender a disfrutar el vacío, dejar que las cosas fluyan, que sigan su curso, no interferir en vano. llevando esto al juego, la idea sería: jugemos a dejar ir, no a acaparar. en vez de jugar ajedrez, jugemos go... no pretendamos hacer caer al rey, dejarlo horizontal como resultado de su derrota... burdo simbolismo de la posesión ajena, me parece mejor vencer nuestro ap-ego, aprender a observar en calma, la sabiduria como estética es no obrar hasta saber cuando debemos hacerlo, con propiedad de causa...

aventurarse en el juego del amor es salirse de lo cotidiano, asumir ciertas reglas extrañas en la que desconocemos el curso habitual de lo real, entrar a una dinámica en la que no hay nada asegurado, y asumir esto es el punto fundamental del asunto... la hazaña del trovador de la Edad Media era salir de su feudo y su valentía era la fe que tenía en sus poemas. a su vez, una buena película de terror no es necesariamente una en la que los protagonistas logren vencer al monstruo agresor, sino una en que el desenvolvimiento de sus personajes logró comprometer nuestra emocionalidad...

en fin, entrar en la ficción del amor es llevar nuestros sentimientos al límite, es una posibilidad de subsanar un desbarajuste esencial mediante la proyección de belleza y olvidar la alienación de una realidad repetitiva... nada más, ni nada menos.

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