'cookieChoices = {};' tiempos y palabras: diciembre 2013

domingo, 29 de diciembre de 2013

un día político

Termina el año, y comienzan los recuentos, los medios de comunicación empiezan a encumbrar los que fueron los personajes del año, todos los que participaron en el acontecer nacional, que dieron sus opiniones sobre las cosas que hay que cambiar en este país y que en cierta manera gestionan estos cambios. Una se entera de todas estas cosas escuchando la radio y siguiendo cuentas informativas en twitter. He renegado de la televisión y los periódicos, y claramente renegar de estos medios de información me distancia de lo que ocurre. Este año se cumplieron 40 años del golpe militar y hubo elecciones presidenciales, y yo ni me pronuncié.

Recuerdo la noche del 11 de septiembre, estaba sola en el depto en Vicuña Mackenna, veía a los carabineros pasar con sus trajes especiales, pero no parecía haber disturbios. Escuchaba un podcast de la radio universidad de Chile que era una recreación de lo que había pasado hace 40 años, quería darle el peso histórico a un día que parecía solo un día más sin la voz de la opinión pública reproduciéndose una y otra vez en los reportajes televisivos. Pero terminé recluyéndome en la ficción, y como estoy en la misión de ver las películas de Bergman (a quien casi siempre que hablo de él llamo Bergson), puse Shame en YouTube. Los ecos de esta historia con la violencia que marcó el 11 de septiembre me tenían con los ojos muy abiertos y despertaron reflexiones sobre como la violencia de estado corrompe la dignidad humana, de como el mismo ser humano se deja pasar a llevar para resguardarse en un aparato de reglas e imperativos que le aseguran su porción de poder, como el volverse un cínico es el primer paso para pisotear a los demás. Reflexiones que se desvanecieron al quedarme dormida esa noche.

Uno conversa ciertos temas con amigos y va desarrollando su visión de las cosas según estos debates, como nos afecta la vida y como nos informamos. Pero pasa que yo soy muy superficial, que no me valgo de muchas herramientas para comprender la realidad, que prefiero esta distancia de saber a medias lo que pasa, entonces al momento de revelar mi visión de las cosas, tengo una nebulosa. Una nebulosa que me permite desenvolverme día a día sin comprometerme, sin defender el modo de ser que considero ético. Y es que para defender las ideas uno tiene que tener argumentos, ficciones construidas para resguardar un ideal político, un castillo de arena de datos que le da a tu campo de acción cierta realeza. Ficciones que son armas en el combate teórico. Hacerse de esas armas requiere un esfuerzo, son metales pesados que han sido forjados con un fin, aplicar la fuerza cuando nuestro campo de acción se ve amenazado. - Pero son palabras-.

Escucho las noticias y me pregunto ¿acaso es esto importante? Reviso internet y está todo el mundo opinando de lo mismo. Debería importarme, es mi país, y a la larga las discusiones de los senadores, diputados, ministros y toda la fauna política chilena es la que termina definiendo las leyes que rigen nuestra sociedad, mi calidad de vida está demarcada por estas normas que no son otra cosa que el resultado del consenso de estos personajes.

Entonces no que queda otra que empezar con los bocetos, empezar a definir cual será mi arma, constatar lo que me pasa y definir por donde empezar. Pues todas las discusiones que se están llevando a cabo en este momento no se las lleva el viento, sino que son un remolino que le da poder al organismo que somos, un organismo social.