Estoy revisando en el historial de mi navegador donde fue que leí que en
Chile le tenemos miedo al debate, que es uno de los traumas que nos quedó de la
dictadura, pensar que con el enfrentamiento viene automáticamente el uso de la
violencia, el ver en la confrontación algo dañino, que despierta solo pasiones,
que se escapan del dialogo mediado. Creo que lo dijo Mirko Macari en un capítulo de La semana política.
Hoy fue la interpelación del ministro Eyzaguirre en la Cámara de diputados, justo cuando empecé a verlo estaban desalojando la tribuna por sus repetidas
interrupciones a gritos. Lo vi leyendo los comentarios de Twitter, que también
eran gritos. La queja principal, que todo era un show, que se rebajaba el rol
de los honorables al prestarse para ese teatro.
Y sí, claramente fue un teatro y María José Hoffman hizo el loco, centrándose en intereses personales y repitiendo una y otra vez las mismas frases, ud.
no escucha, quiero que mire a los ojos, etc. Se notó demasiado la mano de Vasco
Moulian, quien días atrás había dicho “la
Pepa (la diputada Hoffmann) le va a sacar la mugre en la interpelación”, y
ese era el espíritu, dar golpes. En un
momento Eyzaguirre contestó que no quisiera deducir que la repetida aseveración de no
escuchar es en verdad, que el gobierno no adecua sus objetivos a los de la
oposición, pues las elecciones las ganó la presidenta Bachellet y los chilenos votaron
por ella y su programa. Un nocaut a mi gusto.
Pero, el momento que creo define al máximo el estado de nuestra democracia
fue cuando Patricio Melero, alzó la voz criticando los dichos presidente de la
Cámara, Lautaro Carmona, en Twitter, alegando que no está dando garantías de un
debate pleno publicando “en la interpelación al ministro Eyzaguirre por
diputada de la UDI con abierto propósito mediático de descalificar al Gobierno”.
Carmona respondió, que él sí está dando garantías, que los actores de la cámara
intervengan el tiempo correspondiente. Luego, la diputada Hoffman hace su
siguiente pregunta, que tiene que ver con cómo el ministerio identifica donde
está el lucro en la educación, dice que al tratarse de una pregunta compleja,
le da el tiempo de dos preguntas, osea 10 minutos. A los 5 minutos de respuesta
de Eyzaguirre, el presidente lo hace callar.
Burlarse de este espectáculo es bien fácil, se ofrece la palabra por una
catidad minutos, se acomoda la queja a 140 caracteres, pero nadie escucha... Punto
para la Pepa.
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